Medicamentos
genéricos
Un medicamento genérico es fabricado con
los mismos ingredientes, y está disponible con la misma potencia y dosificación
que su equivalente de marca. Los medicamentos genéricos producen los mismos
efectos en el cuerpo que los medicamentos de marca, ya que ambos contienen los
mismos componentes.
Según la OMS, un medicamento genérico es aquel vendido bajo
la denominación del principio activo que incorpora, siendo bioequivalente a la
marca original, es decir, igual en composición y forma farmacéutica y con las
mismas dosis ya que contiene la misma fuerza que el original. Puede reconocerse
porque en el envase del medicamento en lugar de un nombre comercial, figura el
nombre de la sustancia de la que está hecho (llamado principio activo en la
nomenclatura DCI) seguido del nombre del laboratorio fabricante. En México y
otros países, se agregan las siglas GI (Genérico Intercambiable), en España se
agrega EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico).
Un medicamento genérico puede ser elaborado una vez vencida
la patente del medicamento de marca siempre que reúna todas las condiciones de
calidad y bioequivalencia (la misma potencia del medicamento por lo que las
dosis a utilizar son equivalentes). También debe ofrecer la misma seguridad que
cualquier otro medicamento. Todos los fármacos aprobados por un Ministerio de
Salud o autoridad sanitaria, han de pasar por los mismos controles de calidad,
seguridad y eficacia.
Ventajas: La
principal ventaja de un medicamento genérico frente a un medicamento de marca
es el menor coste, ya que el genérico no requiere inversión en investigación,
desarrollo y promoción. Además de la ventaja del precio, estos medicamentos
cumplen con los mismos registros sanitarios que los medicamentos de marcas y
tienen la misma eficacia sobre el organismo.
Mucha gente cree que cuando los genéricos valen menos es por
una razón de calidad pero en realidad influyen otros aspectos como el pago de
las patentes, impuestos estatales, etc, que inflan los precios de los
medicamentos de marca.
Patentes
Una patente es un conjunto de derechos exclusivos concedidos
por un Estado a un inventor o a su cesionario, por un período limitado de
tiempo a cambio de la divulgación de una invención. Este derecho permite al
titular de la patente impedir que otros hagan uso de la tecnología patentada.
El titular de la patente es el único que puede hacer uso de la tecnología que
reivindica en la patente o autorizar a terceros a utilizarla bajo las
condiciones que el titular fije.
Las grandes farmacéuticas explican que necesitan del uso de
las patentes para recuperar las inversiones realizadas en investigación de
nuevos medicamentos para curar nuevas enfermedades. Esto lleva a un debate ya
que el precio de los nuevos medicamentos es demasiado alto, sobre todo para los
países pobres y, por lo tanto, mueren muchas personas simplemente por no tener
suficiente dinero para conseguir los medicamentos.
Tipos
de rechazo a los trasplantes
Uno
de los principales problemas que presentan los trasplantes es el rechazo del
órgano o tejido trasplantado. Este rechazo consiste en una respuesta
bidireccional; por un lado, el paciente puede rechazar el injerto, pero también
se puede desarrollar una respuesta inmunitaria del injerto contra el huésped.
Este último tipo
de rechazo se conoce como GVHD (del inglés Graft Versus Host Disease) y
consiste en la respuesta inmune por parte de las células inmunocompetentes del
injerto contra el receptor del trasplante.
En base a la velocidad con la que se
produzca, se distinguen 4 tipos de rechazo:
Rechazo hiperagudo: Se produce horas o incluso minutos después del trasplante.
Hay una respuesta inmune al momento debido a que el cuerpo ya tiene anticuerpos
preformados. Por tanto, el injerto se muere y hay que sacarlo.
Rechazo acelerado: Se manifiesta durante los primeros días tras el trasplante.
Este tipo de rechazo, como el anterior, se suele producir debido a la existencia
de anticuerpos preexistentes en el suero del receptor frente a las moléculas
HLA del donante.
Rechazo agudo: Se produce en el primer mes postrasplante, o incluso pocas
semanas después. Se debe a una respuesta celular contra el órgano. Al paciente
se le administran esteroides y anticuerpos monoclonales. Como es de mal
pronóstico, el paciente vuelve a estar en lista de espera para cambiar ese
órgano por otro.
Rechazo crónico: Tiene lugar meses o años después de que el trasplante haya
tenido lugar. No existe un tratamiento, hasta que dure el órgano.